Si quieres conocer que es el Design Thinking te invitamos a leer el artículo anterior ¿Qué es el Design Thinking?
El proceso de Design Thinking es un conjunto simple de cuatro pasos: definir, idear, prototipar y aprender. Esos pasos no son lineales, es decir, a lo largo del mismo es posible volver a una etapa anterior o incluso, al completar el ciclo, volver a redefinir aspectos del producto o servicio que no se habían considerado inicialmente.
PASO 1: DEFINIR
Lo primero que como Design Thinker se debe hacer es empatizar con los problemas de los clientes y conocer su entorno. Nunca se define un problema basándose únicamente en analíticas y datos, hay que salir y conectar con los clientes.
El objetivo de esta fase es obtener una definición accionable del problema de los clientes a los cuales se quiere dar solución. Para poder definir el problema se debe observar qué hacen los clientes, qué dicen y en profundidad hablar con ellos para saber el por qué. Para esto existen diferentes herramientas como:
Mapa de empatía (diseñada por XPlane): analiza desde el punto de vista del cliente 4 aspectos: lo que piensa y siente, lo que ve a su alrededor, lo que dice y hace y lo que escucha.
Observación encubierta: obtiene información objetiva a través de la provocación de algún tipo de influencia en el grupo de clientes observado.
Inmersión cognitiva: se hace una inmersión en la realidad del cliente por medio del uso de un producto o servicio para conocer en profundidad sus problemas.
Preguntas ¿qué?, ¿cómo?, ¿por qué?: se comienza con las observaciones iniciales (¿qué?). Luego se pregunta cómo está ocurriendo lo que se observa (¿cómo?) para obtener detalles y profundizar en la observación. Finalmente, se llega al ¿por qué?, o mejor dicho a los distintos porqués que permiten identificar los conductores no solo aparentes sino emocionales que hay detrás de cada uno de los hechos que se observan.
PASO 2: IDEAR
Esta fase tiene como principales objetivos:
- Crear un ambiente seguro para que el equipo pueda fomentar la creatividad.
- Contar con un equipo multidisciplinario con diferentes puntos de vista y enfoques del problema definido.
- Generar tantas ideas como sea posible sin hacer juicios de valor. Hay que animar y fomentar las ideas locas, sin miedo. Ninguna idea es mala, todas son valiosas e importantes para el proceso.
- Realizar un trabajo de reflexión y depuración de las ideas que, a juicio del equipo, resolverán mejor el problema planteado.
- Realizar un estudio de factibilidad e impacto que permita seleccionar las ideas de mayor impacto y menor costo.
- Aterrizar las ideas seleccionadas para profundizar en ellas y tratar de entender cómo ponerlas en práctica.
Para lograr estos objetivos es importante no perder de vista que el Design Thinker es el facilitador. Es decir, puede tener ideas, pero, la principal contribución en el proceso es ayudar a crear un entorno seguro y fomentar la creatividad.
PASO 3: PROTOTIPAR
El objetivo de esta fase es diseñar e implementar un prototipo tangible que nos permita dar respuesta al problema que definimos.
En esta parte del proceso los diseñadores comprueban si han interpretado correctamente la problemática de sus usuarios y si hay fallas, habrán sido con poca inversión de tiempo, recursos y dinero.
Este prototipo se llama Producto Mínimo Viable, ya que no se necesita tener algo muy elaborado y terminado. Es un avance importante que permite hacer pruebas y visualizar las funcionalidades más importantes. Esto permite mitigar errores a temprana etapa y ver si está en la dirección adecuada.
PASO 4: APRENDER
En esta fase, se examina si se acertó en la definición del problema de los usuarios, si la idea es la que mejor solucionaría su problema o si se podría haber explorado otras ideas. También, se deduce si el prototipo diseñado tangibiliza esas ideas adecuadamente o es defectuoso y finalmente si todo este proceso constata la hipótesis.
Esta parte del proceso se basa en el feedback que recolectamos de los usuarios. Además, es aquí donde se repite el método de Design Thinking, ya que se cuenta con más entendimiento del problema y es posible que haya que redefinirlo o que hayan surgido nuevos problemas.
En conclusión, el Design Thinking es una herramienta poderosa para crear soluciones que no solo son efectivas, sino que también brindan una experiencia positiva al usuario. Su enfoque de innovación centrado en el ser humano, la empatía, la experimentación y la iteración lo convierten en una herramienta valiosa para resolver problemas complejos en una variedad de industrias.
De esta manera, las organizaciones pueden fomentar una cultura de innovación y mantenerse a la vanguardia en un mundo en constante cambio.